a Eva
Mi primer contacto con la Teoría de laAutopoiesis de Maturana y Varela viene de la década de 1980 con la lectura del libro El Árbol del Conocimiento, libro de lectura fácil que permite adentrarse adecuadamente en un tema complejo como es la organización de lo vivo. Aquel libro puede, sin dificutad y por sí mismo, establecer un punto de partida, muy interesante, para una nueva comprensión del mundo.
Por mi trabajo en el área de Desarrollo de Software en la década de 1990 me resultó relevante para explicar algunas dinámicas de intervención organizacional -el desarrollo de software no es otra cosa- la Teoría de Sistemas Sociales de Niklas Luhmann derivada, precisamente, de la Teoría de la Autopoiesis. A partir de aquello propongo, en esa época, que el software organizacional debería surgir en un proceso de simbiosis entre la organización y el lenguaje de programación, dinámica que llamo Desarrollo Simbiotico de Software; algo que por esos tiempos ocurría a través del uso de planillas electrónicas. Me imagino que todavía ocurre.
Maturana es crítico al uso que hace Luhmann del concepto de autopoiesis. Me parece pertinente esta crítica ya que desde la perspectiva de Maturana et all, el concepto es central en la descripción de lo vivo y, por ello, su uso para explicar los sistemas sociales o, eventualmente, los sistemas de pensamiento (psíquicos) que hace Luhmann lo transformaría en inadecuado para este fin.
No es el objetivo de este post explicar la Teoria de la Autopoiesis Biológica (Matuana et all) o Social (Luhmann) sino el desarrollar un pequeño ensayo que reflexione sobre la cultura, en específico sobre la cultura Patriarcal, desde la perspectiva de esta teoría, principalmente desde el enfoque de Luhmann. Pero siendo un concepto tan central va una pequeña explicación o mejor la definición original del concepto desarrollada por Maturana y Varela en el libro "De Máquinas y Seres Vivos (1973):
"Una máquina autopoiética es una máquina organizada (definida como una unidad) como una red de procesos de producción (transformación y destrucción) de componentes que: (i) a través de sus interacciones y transformaciones continuamente regeneran y realizan la red de procesos (las relaciones) que los han producido, y (ii) la constituyen (la máquina) como una unidad concreta en el espacio en el que ellos (los componentes) existen especificando el dominio topológico de su realización como tal de una red. (Extracto desde Wikipedia)
Para el caso biológico un ejemplo de esta máquina autopoiética es la célula y sus componentes son moléculas. Un organismo unicelular como una ameba es un sistema autopoietico molecular autónomo. En sociología Niklas Luhmann propone que los componentes del Sistema Social, como Sistema Autopoietico, son las comunicaciones y que el Sistema Social es un sistema donde comunicaciones producen comunicaciones a partir de tematizaciones u otras comunicaciones en un entorno definido por el Sentido que actúa como selector de las comunicaciones que pertenecen o no al sistema: "las fronteras del Sistema Social son fronteras de Sentido". Para Luhmann las personas y nuestros sistemas de pensamiento (psíquicos) son parte del entorno del Sistema Social pero no pertenecemos a él. Desde mi perspectiva este concepto de Sentido es crucial, lo retomaremos más adelante.
Estirando este concepo anterior entonces la cultura podríamos verla como una megamáquina autopoiética.
Más allá de estas definiciones y orientándonos al tema de fondo, otro de los libros que me parece interesante para cualquier iniciado en la búsqueda de una nueva compresión del mundo es el de Riane Eisler, llamado "El Caliz y la Espada", con prólogo de Humberto Maturana. Un libro que en el fondo se articula, a través de los trabajos de Marija Gimbutas (y otros), en que la existencia humana, de nuestra especie, sufre un quiebre cultural entre el neolítico y la edad de bronce en Europa oriental, que es la base del estudio de Gimbutas, donde sería posible distinguir dos culturas humanas, una de ellas, finalmente dominante, el patriarcado imponiendo su estructura valórica sobre otra. Tema que ya es por todos conocido en los anteriores post y que llamo Cultura Patriarcal Autodestructiva articulada sobre los valores de la apropiación, la dominación, el poder y la gloria.
Sabemos que no es posible recuperar la cultura neolítica de aquella época y, por lo mismo, la única cultura que conocemos, y vivimos, en el mundo occidental es la actual Patriarcal Autodestructiva que desde aquellos tiempos se ha seguido extendiendo con métodos similares y algunas variaciones creativas. Este proceso de extensión incluye la conquista de Améríca donde, probablemente, convivian también culturas del tipo patriarcal, probablemente, con otras no organizadas sobre aquellos valores sino que se estructuraban sobre otra matriz cultural quizá similar a la neolítica europea. Una de mis hipótesis al respecto es que la antigua cultura mapuche correspondía a una de éstas últimas, ya veremos por qué.
Hipótesis
En este largo post anterior he dado suficiente cantidad de pistas sobre este mismo tema pero nunca está demás repetir algunas cosas a partir de su formulación como hipótesis de trabajo, las enumeraré para mayor claridad:
Hipótesis 1.- Si forzamos un poco la situación y analizamos a la Cultura Patriarcal Autodestructiva como un Sistema Autopoíetico de Comunicaciones, Un Sistema Social, podría tener como Sentido la idea de Competencia. ¿Qué significa ésto? El Sentido, desde lo que entiendo, actúa en los Sistema Sociales Luhmannianos como una frontera, un borde, que determina las comunicaciones que pertenecen al sistema como las que quedan fuera de él, que son negadas. Es decir, toda comunicación que tiene sentido en nuestra cultura Patriarcal Autodestructiva debería cumplir con el Sentido de la Competencia, de ahí nuestra valorización de la "lucha contra": "la pobreza", "la desigualdad", etc. Es decir, no serían los valores como la propiedad, el poder, la dominación, etc. los aspectos fundamentales sino que sería la Competencia lo que le da sentido a esos aspectos fundamentales de nuestra cultura. También esta referencia al sentido explicaría la dualidad como una forma de articular la dinámica de la competencia. Amor y odio compiten, así como el día y la noche, lo bueno y lo malo, lo feo y lo bonito, etc. Siempre hay algún podio que llenar. Estamos siempre, irremediablemente, articulando comunicaciones que juegan con ese borde de Sentido; puede ser que algunas sean negadas y, con lo cual, no pueden pertenecer al sistema (a la cultura en este caso), son negadas pero no olvidadas y la doble negación puede traerlas de vuelta. Sólo el olvido las saca de cualquier posibilidad.
Resumen Hipótesis 1. La Cultura Patriarcal es un Sistema Autopoiético de Comunicaciones cuyo Sentido es la Competencia.
Hipótesis 2.- La Cultura Patriarcal Autodestructiva se impone, en las sociedades humanas por, normalmente, el poder de la espada. Es decir, con la espada y el temor se busca negar, reducir, vencer, las comunicaciones originales, cualquiera estas sean, imponiendo las comunicaciones que articulan el Sentido de la Competencia, así el subyugado realiza, como parte de la dualidad subyugador/subyugado el sentido de la nueva cultura dominante. Del mismo modo, la dualidad dominante de todo el siglo XX, la de izquerda/derecha, reproduce fielmente las necesidad de sentido de la cultura patriarcal y explica que no hay paz en la dominancia de ninguno de los estados. Todo es lucha, todo es competencia. Así, sino hay un enemigo entonces se inventa.
Resumen Hipótesis 2. La forma de expandir y mantener la Cultura Patriarcal es a través de la articulación del Sentido de la Competencia.
Hipótesis 3.- La Cultura de los Antiguos Mapuche se articulaba sobre una estructura de Sentido distinta a la de la Competencia, es decir, no sería Patriarcal Autodestructiva. Y eso queda más o menos claro en el concepto fundamental de Itrofill Mongen, un concepto muy complejo, que se traduce, más o menos, como "composición de muchas vidas que comparten simultáneamente el mismo espacio donde todos tienen vida propia, pero que interactúan entre sí y son interdependientes". Así, la Cultura Mapuche se articulaba en el Sentido propuesto por el concepto de Itrofill Mongen que en forma muy gruesa podemos asimilar al concepto nuestro de "Respeto" (en la Aceptación, no a la Autoridad).
Resumen Hipótesis 3. Hay otras culturas articuladas sobre otros sistemas de Sentido. Por ejemplo, el concepto de Itrofill Mongen de la Cultura Mapuche.
Hipótesis 4.- El fin de la civilización, producto del mecanismo autodestructivo que provee a la cultura su articulación sobre el Sentido de la Competencia -que también facilita el auge de las civilizaciones-, sería el punto de mayor "pérdida de sentido" de la cultura y, por lo mismo, la posibilidad cierta que las comunicaciones articuladas por aquel puedan ser negadas desde otra estructura de sentido que podría, en el proceso, volverse dominante y, si fuera el caso, facilitar la dinámica de olvidar las comunicaciones patriarcales y, por lo mismo, lo que da sentido a la Competencia como articulador de las comunicaciones Patriarcales Autodestructivas. Esta hipótesis, de ser válida, configura una oportunidad única, realmente única, en la historia de la humanidad.
Resumen Hipótesis 4. Los procesos de Fin de la Civilización corresponde al punto histórico en que el Sentido de la Competencia es más débil.
Supongamos ahora que estas cuatro hipótesis son verdaderas. Y que la humanidad, como especie, puede optar, si fuera consciente, por la cultura que mejor se ajusta a sus necesidades de preservación. Supongamos que hay dos culturas, una articulada como lo expresa la Hipótesis 1 sobre la Competencia y otra como la articulada sobre la Hipótesis 3 sobre el Respeto (Itrofill Mogen desde la perspectiva mapuche). Sabemos que lo planteado por la Hipótesis 2, la Dominación por la Espada, ocurrió en Chile como un intento de la Corona Española entre 1535 y 1641, los mapuche resistieron y finalmente firmaron un tratado con España preservando parte de su territorio. La segunda oleada de la Dominación por la Espada ocurrió en la mal denominada "Pacificación de la Araucanía" entre 1860 y 1883, lo cual significó un importante golpe a la cultura mapuche y a su Sentido que hemos articulado en el concepto de Itrofill Mongen. Desde mediados de la década de 1970 la cultura mapuche ha comenzado un constante camino de reconstrucción que, a esta altura, ha permitido que se considere un reconocimiento en la propuesta de nueva constitución en que Chile se declara "... un Estado social y democrático de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológico".
No es ajeno a los procesos culturales de la humanidad esta pugna entre estas dos cosmovisiones. Bien lo describe el libro de Riane Eisler. Pero no es fácil sustraerse del sentido de la Competencia, por lo cual, usualmente la pugna, la "lucha", se decanta a favor de la Competencia ya que se organiza como tal y, por lo tanto, la frontera de sentido sigue englobando toda disidencia. La disidencia tiene sentido al articular, también, competencia. Así, asumiendo esto último, la Cultura Patriarcal Autodestructiva es extremadamente resiliente ya que cualquier proceso de transformación, para que sea válido dentro de la cultura, debe articular el sentido de Competencia y, al hacer esto, lo está validando y el mismo proceso de transformación pasa a ser parte de la cultura.
No es difícil encontrar ejemplos, en la historia de la humanidad, en que revoluciones de nobles propósitos dieron origen a sistemas peores a los defenestrados. El gatopardismo tiene explicación clara desde el Sentido de la Competencia y la organización autopoiética.
Volviendo a los mapuche, tenemos que probablemente para aquellos el impacto de la llegada de los Conquistadores Españoles supuso un importante cuestionamiento sobre su cosmovisión de mundo, sobre el Sentido que el Itrofill Mongen articulaba en su Kumen Mongen, el buen vivir. Nada más lejano a la idea de Respeto subyacente que este afán por la apropiación, la dominación, el poder y la gloria que destilaba "La Conquista", justificada en "Nombre de Dios y del Rey". Y, frente a la posibilidad de exterminio, era necesario anteponer un algo que, sin perder el Sentido de la cultura, el Respeto, pudiese preservar a la misma haciendo posible la lucha, la guerra de defensiva, la guerra de respuesta a la brutalidad de "La Conquista". Aquí, tengo la impresión, se articula lo que a mi entender sería el concepto más interesante que existe en el Mapuzungun y que es "Inche Kay Che", el cual podemos traducir como "Yo, la persona, permanece" y que correspondía al grito de guerra antes de entrar en combate y que, supuestamente, preservaba en el guerrero mapuche su calidad de "che", de persona y, con ello, transmutaba el sentido de la acción violenta, sanguinaria, de negación del otro, de causar su muerte; en una acción correspondiente con el sentido del Itrofill Mongen, del respeto.
Desde mi perspectiva no es trivial la existencia de "Inche Kay Che". Es una construcción conceptual muy compleja que permite, frente a la circunstancias violentas y de exterminio que enfrentaba la cultura mapuche en esa época dar una respuesta emocional que pemitiera acciones que van en contra del sentido explicitado por el Itrofill Mongen y con ello, por lo mismo, preservar el sentido cultural. No todos los mapuche lograron dar con la fórmula, sólo algunos, los del sur del río Bio Bio pudieron preservar su cultura por más tiempo frente al embate de la espada, es probable que los de más al norte, conquistados antes, no pudieron resolver el dilema de lograr preservar intacto el Sentido cultural del Itrofill Mongen.
Pensando en la cuarta hipótesis, que habla de el Fin de la Civilización como una oportunidad única en el devenir de la humanidad para hacer un cambio cultural relevante desde la Cultura Patriarcal Autodestructiva articulada sobre el sentido de la Competencia a otra cultura articulada sobre otra estructura de sentido. mi proposición, para esto último es usar un concepto de Respeto, similar al antiguo Itrofill Mongen Mapuche
Existe suficiente evidencia que un proceso de Fin de la Civilización está en marcha, -mucho de eso he hablado en entradas anteriores- lo que acarrearía consecuencias importantes en las bases culturales que sustentan esta civilización, tanto en lo superficial como en lo profundo. Si exploramos lo superficial el concepto de dinero, por ejemplo, y más aún el concepto de Sistema Financiero, serán fuertemente cuestionados, probablemente a raíz de un colapso profundo del mismo en las próximas décadas sino años -una proyección mía del 2015 sitúa un Colapso Financiero entre los años 2023 y 2025. En lo profundo, estos colapsos y otras dinámicas propias de la caída de la civilización, cuestionarán aspectos más radicales como la noción de progreso, de crecimiento como un valor, quizá la noción de dios, también el poder será cuestionado, la propiedad ya no podrá ser garantizada, la noción de estado desaparecerá y sus sistemas monetarios asociados, el oro dejará de tener valor, etc. Pero independiente del cuestionamiento, quizá inconsciente, que se haga de los conceptos superficiales y profundos es muy probable que, pese a todo, el Sentido de la Competencia siga articulando las relaciones sociales y, con ello, la arquitectura de la Cultura Patriarcal Autodestructiva. Donde sea que la Competencia tenga Sentido estará el germen de la nueva civilización de aprovechadores que, inevitablemente, estará destinada a un futuro fracaso.
No puedo anticipar cual será la dimensión temporal de la dinámica de fin de la civilización, pero si suponemos que nuestra estructura civilizatoria comienza con la revolución industrial que está fechada alrededor del 1750, entonces sabiendo que la curva civilizatoria, una campana de Gauss comprimida con el Efecto Seneca, tiene su máximo por la década anterior entonces no es mucho el tiempo histórico que nos queda por delante, a lo más 100 años, para volver a un estado tecnológicamente similar al del 1700, donde la navegación era a vela, el transporte a tiro, la calefacción a leña y la techumbre de las casas era de madera, piedra o paja. Este loco análisis no lo hago para que te asustes, ya estarás muerto o muerta, sino que para que dimensiones las características de los probables cambios que viviremos como humanidad en las próximas décadas. Eso sin considerar que en cualquier esquina uno o varios estúpidos a cargo pueden desencadenar un infierno nuclear, lo que aceleraría los tiempos, entre otras consecuencias mas dolorosas.
El descenso civilizatorio es inevitable.
Así, como ejercicio mental podemos pensar que en la mayor parte del mundo en el 2120 la navegación será a vela, el transporte a tiro, la calefacción a leña y la techumbre de la casas será de madera, piedra, paja o residuos de la civilización industrial. Quizá, sólo quizá, todavía los humanos del futuro ocupen alguna parte de algunas ciudades.
Pero eso no es lo importante.
Lo importante, desde mi perspectiva, es cómo nos aseguramos que esos humanos del futuro, quizá algunos a punto de nacer, vivan otra cultura? Una diferente ojalá articulada sobre el Respeto, por ejemplo, o sobre una idea como el Itrofill Mongen. Un cultura que les permita ser realmente humanos y que los preserve de andar matandosé unos a otros en guerras o esclavizando a los diferentes.
Tengo una proposición pero eso en el siguiente post.
Suerte
Gustavo